Sunday, February 14, 2016

Cuando Bucaramanga era la Ciudad Bonita


Hasta hace unos pocos años la ciudad de Bucaramanga fue bautizada por algún periodista del país como la Ciudad Bonita de Colombia: Adjetivo bien utilizado si se tenía en cuenta que era una ciudad ordenada, limpia, repleta de zonas verdes, autoridades comprometidas con obras de desarrollo urbano bien planificadas hacia un futuro no muy lejano. Sobre todo existía eso: AUTORIDAD. Hace apenas 30 años la Ciudad de Bucaramanga (que en esa época era conocida como la Ciudad de los Parques, adjetivo sin duda nada gratuito), era modelo a nivel nacional porque se fundamentaba en 3 aspectos muy importantes: la limpieza, la autoridad y su gente. Con el transcurrir del tiempo esta ciudad que tanto queremos y donde nos amañamos tanto propios como extraños, no es ni sobra de esos tres pilares. Y veamos porqué: de limpieza, no queda ni siquiera el recuerdo, porque si nos detenemos un poco a observar la ciudad por donde quiera que usted camina comienza a encontrar "montañas de basuras" de dos o tres días sin recoger probablemente esperando la llegada furtiva de los gallinazos para hacer el trabajo que le corresponde a la autoridad. Basta recorrer el Barrio San Francisco, La Aurora, Mejoras Públicas y los andenes de casi toda la ciudad impregnadas de fétidos olores producto de ese descalabro de aseo que vivimos a diario y que el turista medio despistado alcanza a observar sin mucho esfuerzo. En segundo lugar, la autoridad y para no ir tan lejos, hablemos de la autoridad de tránsito y transportes de la ciudad. Era ejemplo a nivel nacional y si de un trámite estaba uno completamente seguro que era diáfano, legal y transparente, resultaba ser el de matrícula o traspaso de un vehículo automotor en la ciudad de Bucaramanga. Era prenda de garantía negociar un automotor en esta ciudad porque eran rigurosos y exigentes en el quehacer diario de sus actividades. Los taxistas eran personas confiables y amigas que sin duda le brindaban al usuario esa imagen de seguridad y tranquilidad y daba gusto acercare a cualquiera de las estaciones que tenían las empresas de taxis para esperar o solicitar su taxi. Pero todo fue cambiando....no evolucionando como debe ser: con planeación, con seguimiento honrado a esa planeación y en fin, con autoridad. Y cambió para mal. Las sucesivas administraciones de olvidaron de ese tema unido al crecimiento desbordado de motocicletas por la ciudad sin que ninguna autoridad prestara atención al fenómeno que cada día iba creciendo como espuma. Los taxistas experimentados fueron dando paso a taxistas sin ningún compromiso ni con la ciudad ni con los usuarios. Cualquiera podía manejar taxis siempre y cuando contara con su licencia al día y las empresas jamás se preocuparon por capacitar a este personal, entre otras cosas, porque la normatividad era y sigue siendo muy laxa en varios aspectos del transporte. Viene Metrolinea y empeora la situación. Surge el mototaxismo que ya estaba en auge y ahora se desarrollar UBER con todo y las magras consecuencias que nos puede traer. Es decir CAOS TOTAL. Finalmente hablemos de su gente. Gente buena, trabajadora y sobre todo honesta. Capaz de mirar a los ojos y decir las cosas de frente, sin tapujos, sin miedos. Pero fue perdiendo la mística por la ciudad, por sus jardines, por sus andenes, por su autoridad. Comenzaron a cambiar el verde por el cemento y con ayuda de muchos inescrupulosos nuestra ciudad se fue convirtiendo en una mole de cemento y abarrotada de gente que sin cultura comenzó a menospreciar nuestra ciudad. Funcionarios públicos buscando la ley del atajo, taxistas negándose a prestar servicios y mal presentados con los cual facilitó de manera inconmensurable la aparición de UBER y no pensaron que se podían profesionalizar para lograr un mejor servicios y crear una Kriptonita contra cualquier competencia foránea, los niños del transporte especial los ve uno arrojando basuras por doquier sin que ocurra nada y un alférez de tránsito se dedica más a ver a quién "pesca" en una infracción el lugar de corregir la acción mediante la prevención. 

Pero no todo es malo...nuestra ciudad goza aun del prestigio ganado porque tenemos nuestros ahorritos de conciencia ciudadana. Debemos no desfallecer y luchar por ella para que vuelva a ser la Ciudad Bonita que todos queremos y la Ciudad de los Parques que todos añoramos.

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